Claves para la comunicación en la pareja
Blanca de la Torre, 23-2-2022
Ahora ya sabemos que la comunicación es uno de los grandes pilares que sostienen a la pareja, por lo que sin duda merece la pena aprender a comunicarse mejor y romper algunas de esas barreras, que inevitablemente generan distancia de la persona a la que se ama.
1. Escucha activa: se trata de un recurso básico; sin embargo, suele ser una de las habilidades que más se trabajan en terapia de pareja, tanto por las dificultades para ponerla en práctica, como por el impacto tan positivo que genera en la relación.
Cuando creemos que estamos escuchando a nuestra pareja, generalmente se dan tres situaciones que impiden llegar a un nivel de escucha adecuado y efectivo.
Por un lado, tendemos a interrumpir o no dejarle terminar lo que nos quiere comunicar porque queremos hablar nosotros; por otro creemos adivinar lo que la persona va a decir y dejamos de prestar toda nuestra atención a lo que no está contando; o estamos recopilando datos para tratar de confirmar alguna hipótesis que barajamos en nuestra cabeza.
No hay que perder de vista algunos aspectos como el hecho de mantener el contacto ocular, proporcionar feedback que indique que estamos comprendiendo el mensaje, evitar llevar a cabo otra actividad mientras se está manteniendo la conversación y, sobre todo, no emitir juicios de valor.
La verdadera escucha implica un nivel de conexión con el interlocutor que se consigue prestando el 100% por 100% de atención a lo que dice, tratando de comprender desde su perspectiva, teniendo un interés real en su mensaje y, sobre todo, apartando de la mente las ideas preconcebidas sobre lo que nos vaya a decir.
2. Atribución de intencionalidad: cuidado con esa esas famosas ideas que nos vienen a la cabeza cuando creemos adivinar las intenciones del otro: “Esto me lo está diciendo porque…”, “Esto me lo está diciendo para...”.
Aunque parezca mentira, el número de errores que se cometen en este sentido es bastante significativo, porque generalmente nuestras interpretaciones sobre la realidad tienden a ser subjetivas y por tanto, condicionadas por los sentimientos.
Por lo que, si estamos enfadados, tristes o frustrados, tenderemos a realizar una atribución negativa a la intencionalidad de la otra persona.
Debemos tener en cuenta este sesgo que con tanta frecuencia se comete para poder valorar de forma más objetiva. Por otro lado, si tenemos dudas sobre lo que motiva a la persona a decirnos algo en concreto, lo más sencillo es aclararlo y preguntarle directamente.
3. Sobregeneralización: tendemos a generalizar cuando nos referimos a las conductas que nos molestan de la otra persona, “Es que siempre me estás criticando…” dejándonos llevar de nuevo por lo que sentimos en ese momento y no tanto por una evaluación objetiva del número de veces que en realidad esto sucede.
Sería más acertado decir algo como “He observado que cada vez que hago esto, de esta manera, sueles criticarme” o “He observado que esta semana ha aumentado el número de veces que señalas mis errores”. Otra opción es usar un registro con el objetivo de analizar la situación y corregir la conducta o la atribución errónea. Decirle a la otra persona que siempre está haciendo algo puede llevar a condicionar su motivación para cambiarlo o mejorarlo.
4. Conducta versus persona: detengámonos un momento a reflexionar sobre cuántas veces decimos a nuestra pareja “Eres…” Eres un desastre, eres una histérica, eres inflexible, eres inaguantable. Colgarle una etiqueta al otro no solamente se convierte en un mensaje cargado de subjetividad que puede dañarle o alterarle, sino que predispone a la otra persona a adoptar una actitud defensiva que abre una importante brecha a la hora de conciliar posturas.
Conviene referirse a la conducta cuando vamos a expresar algo que nos molesta del otro miembro de la pareja y usar el verbo estar en lugar del verbo ser: “Estás muy irascible” y por el contrario usar la forma “eres” para referirse a los aspectos positivos.
5. Los peros: el mal uso de esta conjunción puede llegar a invalidar por completo un mensaje positivo que hemos querido
hacerse llegar a nuestra pareja. No se trata de no usarlo, sino de colocarlo en el lugar que le corresponde. Fijémonos en esta diferencia
“Estás muy guapo, pero no te has afeitado, como siempre.”
“No te has afeitado, pero estás muy guapo, como siempre.”
Ahora pregúntate de forma muy sincera, ¿Cuál de las dos maneras escogerías para que te lo dijeran a ti?
6. Algunos otros sesgos perceptivos que nuestra mente construye de forma automática pueden dañar la comunicación, como por ejemplo la abstracción selectiva, que consiste en fijarse en un sólo detalle por lo general negativo sobre la persona o la situación obviando el resto. Imagina que te has esmerado en dejar la cocina totalmente recogida, pero cuando vas a mostrar orgulloso el resultado a tu pareja, ésta te dice “No has puesto el lavavajillas”, sin pararse a observar el resto.
Otro de los errores que más se cometen consiste en la magnificación o minimización de una intención, conducta o situación “Lo que ha hecho es terrible, imperdonable” o “Total para lo que has hecho, ya lo hago yo”.
Conviene fijarse en si solemos caer en este tipo de errores, solamente con la toma de conciencia uno empieza a percibir la realidad menos negativa e incluso amenazadora de lo que en realidad es.
7. La claridad de la información: los mensajes que le hagamos llegar a la otra persona han de ser claros y directos o pueden ser interpretados de forma errónea y dar lugar a confusión. Es mucho más constructivo decir “Necesito que esta noche te encargues tú de la niña”, que “Ya van tres noches las que llevo son dormir, a ver si alguien se da cuenta de que necesito un relevo”.
8. Asertividad: existe extensa bibliografía referida a este término que generalmente se usa sin tener claro lo que realmente lo que significa.
Se entiende por comunicación asertiva, aquella que nos permite expresar lo que necesitamos, defender nuestra posición y decir lo que sentimos sin ofender ni herir a la otra persona. A veces estamos más centrados en provocar una reacción o un cambio en la otra persona, que en solucionar una situación de forma que ambas partes salgan ganando.
Aunque el objetivo del mensaje sea adecuado, es decir, “Lo que quiero es que se dé cuenta de que estoy dolido”, si utilizamos la agresividad o peor aún, la pasivo-agresividad, lo más probable es que solo lo empeoremos y se deteriore aún más la relación.
Conseguir comunicarse de forma asertiva constituye un reto que no sólo implica el decir lo que uno piensa, sino también ser capaces de llegar a acuerdos y negociaciones, saber decir no y sobre todo, ser honesto.
¿Sabías que...
… la modificación del estilo comunicacional es el bloque más importante de la mayoría de los programas de intervención en los problemas de pareja?
Sentirse escuchado libera oxitocina (la llamada hormona del bienestar), siendo ésta una hormona estrechamente ligada a los patrones sexuales y a la intimidad de la pareja.
La expresión de sentimientos positivos tiende a disminuir con el paso del tiempo en las relaciones duraderas, siendo los mismos necesarios para potenciar la intimidad de cualquier tipo de relación.
9. Expresión de sentimientos: a la hora de expresar un sentimiento negativo a la otra persona, tendemos a responsabilizarle de dicho sentimiento: “Me sacas de quicio”.
Si verdaderamente queremos expresar lo que sentimos de forma constructiva, debemos adueñarnos de nuestra propia emoción: "Yo soy yo el que me descontrolo cuando pasa esto o cuando haces esto”; de esta forma no solo recuperamos el control sobre lo que sentimos en lugar de cederle el poder al otro, sino que además nos predispone a llevar a cabo una petición que implique cambiar alguna acción o palabra en el presente o en el futuro, que pueda ayudar a mejorar la situación y por lo tanto, los sentimientos asociados a ella.
Con respecto a la expresión de sentimientos positivos, ¿verdad que no nos sorprende cuando vemos a una pareja que lleva poco tiempo saliendo, ver como se envían mensajes en los que expresan su admiración, afecto o deseo del uno hacia el otro?
Ello supone gran impacto positivo que se retroalimenta de forma natural porque al igual que los afectos negativos se contagian, también lo hacen los positivos.
10. Momentos y espacios para hablar: aunque a veces es muy complicado frenarse cuando se está viviendo una emoción muy intensa como por ejemplo la ira, merece la pena tomarse un respiro y bajar a un nivel desde el que se pueda discutir de forma razonable, de lo contrario será casi inevitable que nos faltemos al respeto por mucho que queramos a nuestra pareja.
Por otro lado, es necesario saber que se dispone de tiempo para poder exponer todo lo necesario y que no queden asuntos pendientes que nos dejen frustrados por no haberlos podido tratar.
El lugar también juega un papel importante, tiene que ser un “lugar seguro”, es decir, un lugar concebido y preparado para solucionar los problemas y no para hacerse reproches o para juzgar al otro. Puede tener un nombre “el rincón del diálogo” o el que la pareja invente, dos sillas, una mesa y como no, un cuaderno o pizarra para escribir las ideas. Un par de tazas de alguna bebida rica, ¿por qué no? Así es como se toman las buenas decisiones, en calma.
Si quieres saber más...
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La comunicación para parejas inteligentes. Cómo comunicarse y tomar decisiones. Robert Roche Olivar. Pirámide, 2021.
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La comunicación en la pareja. Errores psicológicos más frecuentes. Aquilino Polaino-Lorente y Pedro Martínez Cano. Rialp, 2002.