AUTOINSTRUCCIONES: UNA AYUDA PARA EL ESTUDIO

Para explicar el tema de hoy vamos a empezar haciendo un ejercicio sencillo: cierra los ojos y piensa en el nombre de una persona a la que quieras mucho, repitiéndolo varias veces. Venga, no te llevará más que un minuto. Cuando los abras ponle nombre a lo qué sentiste durante el ejercicio. Probablemente fueron sensaciones agradables como alegría, cariño o deseo. Y es que el pensamiento, en forma de palabra, como en el ejercicio que acabas de hacer o, en forma de imagen, como cuando pensamos en un recuerdo, genera emociones. Gracias a  que el pensamiento está ligado a la emoción es una fuente de aprendizaje. ¿En ese minuto han aparecido otros pensamientos? Probablemente la respuesta sea que sí y es que el pensamiento está ligado a otros en la memoria que pueden hacer acto de aparición mientras se intenta pensar en un solo asunto.

Más allá de las sensaciones que el pensamiento es capaz de generar, esta facultad mental superior sirve para que los seres humanos seamos capaces de resolver problemas, planificar el futuro o generar ideas. Sin embargo, todos tenemos muchos pensamientos que son menos útiles por ser irracionales, dañinos o simplemente distractores y que dificultan en la vida diaria aquello en lo que hay que centrar la atención.

En definitiva, algunos pensamientos, al estar ligados a las emociones, pueden generar malestar o, simplemente, desviar la atención sobre aquello en lo que hay que centrarse, algo que puede ser evitado.

La buena noticia es que el pensamiento se puede entrenar para que sea un acompañante; entrenar la propia voz interior, para que sirva de ayuda en todo lo que hacemos, evitando malestares y distracciones innecesarias al saber qué pensamientos elegir fomentar y cuáles no.

Hay una situación muy común en la que no saber manejar los pensamientos trae problemas. Muchos niños y adolescentes se quejan de lo difícil que les resulta estudiar o resolver ejercicios que mandan desde la escuela porque su pensamiento no se centra en aquello que tienen que hacer, sino en cualquier otro tema que no tiene nada que ver o, en ocasiones, les aparecen pensamientos derrotistas sobre que nunca entenderán los ejercicios que el profesor les pide.

Para convertir el pensamiento en un aliado en estas situaciones, el psicólogo Donald Michembaum diseñó una técnica llamada autoinstrucciones. Esta técnica se basa en la capacidad de hablarnos, en voz alta y en pensamiento, a nosotros mismos, a través de instrucciones u órdenes, para llevar a cabo con éxito cualquier tarea.

Si nos fijamos, constantemente estamos teniendo un autodiálogo privado: regañándonos, dirigiéndonos, felicitándonos, generando dudas o certezas sobre aquello que nos ha pasado, nos pasa o  que nos pasará. Con esta técnica, se quiere conseguir tomar el control del pensamiento, redirigiéndolo, para conseguir centrarse en el presente, en la tarea. Este método se basa en hacerse una serie de preguntas que permitan dejar claro el objetivo al que enfrentarse, consiguiendo definirlo con claridad, y dando los pasos necesarios para completar el proceso con éxito. Es una forma de monitorizarse a uno mismo que se puede enseñar a los niños con el fin de  aumentar su concentración, disminuir su miedo ante las tareas académicas y aumentar, así, su rendimiento.

Además, debido a que las preguntas son de carácter general, también esta técnica sirve para que tanto adultos como niños se puedan enfrentar a otras situaciones diferentes a las académicas con la seguridad de una guía. La técnica se basa en una serie de pasos que hay que interiorizar para conseguir una rutina de pensamiento eficaz ante los problemas. Los pasos son los siguientes:

PASO 1

Con la tarea delante lo primero que hay que hacerse son preguntas eficaces para definir bien el objetivo que se persigue y los recursos que se tienen para llevarla a cabo. Un ejemplo de este tipo de preguntas es: ¿Qué es lo que me piden? ¿Qué me están preguntando? ¿Tengo todos los datos que necesito para contestar la tarea? ¿Tengo claro el objetivo?

Ejemplo:

Autoinstrucción: ¿Qué me piden?

Contestación: Rellenar en un mapa mudo de España el nombre de las comunidades autónomas y sus provincias, situándolas en el lugar que les corresponde geográficamente, sin errores.

Autoinstrucción: ¿Tengo todo lo que necesito para completar la tarea?

Contestación: Sí, tengo el libro de texto y los apuntes de clase en los que puedo fijarme para hacer la tarea, ya que en ellos aparece esta información trabajada en clase. Además tengo acceso a mapas en Internet, si fuera necesario

Autoinstrucción: ¿Tengo claro el objetivo de la tarea?

Contestación: sí

 PASO 2

Tras completar el primer paso con éxito, el segundo consiste en guiarse sobre los pasos a dar en el proceso para conseguir realizar la tarea con éxito, por ejemplo, ¿Qué es lo primero que debo hacer? ¿Y lo siguiente? ¿A qué debo prestar especial atención? ¿Estoy dando pasos correctos para conseguir lo que me piden?

Ejemplo:

Autoinstrucción: ¿Qué tengo que hacer primero?

Contestación: voy a colocar primero el nombre de las comunidades autónomas empezando de manera ordenada por el lado derecho del mapa, en el sentido de la escritura, para después ir descendiendo hasta completarlo

Autoinstrucción: ¿Cuál es el segundo paso?

Contestación: Cuando complete los nombres de las comunidades en el mapa comenzaré, en el mismo orden, a completar las provincias de cada comunidad autónoma

Autoinstrucción: ¿Estoy realizando la tarea que me piden correctamente?

Contestación: Después de colocar los nombres de las comunidades autónomas y sus provincias me he dado cuenta de que se me ha olvidado nombrar a las islas Canarias y Baleares. Voy a poner los nombres y después añadiré los de las provincias de Canarias, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Ahora el mapa está completo.

PASO 3

Después, en este tercer paso, se autoformulan una serie de preguntas necesarias para realizar comprobaciones con el fin de confirmar que la tarea se está realizando correctamente. En este paso se podrían hacer este tipo de preguntas y comentarios: Voy a repasar todos los pasos para comprobar que el ejercicio es correcto. ¿Tiene lógica la conclusión teniendo en cuenta lo que me piden? ¿Estoy llegando al mismo resultado de la primera vez tras el repaso?

Ejemplo:

Autoinstrucción: voy a repasar todos los pasos para comprobar que el ejercicio es correcto.

Contestación: Mi mapa es igual que los realizados en clase. Los nombres de las comunidades y sus provincias están colocados correctamente.

Autoinstrucción: ¿He conseguido realizar la tarea con éxito?

Contestación: Sí.

PASO 4

Por  último, se enfoca el pensamiento a felicitarse si la tarea es correcta y animarse así, a continuar realizando tareas de este tipo. Este paso ayuda a ser consciente de la capacidad de la persona para resolver con éxito aquello que emprende, lo que redunda en una buena autoestima. Un ejemplo de felicitación podría ser el siguiente: Este tipo de ejercicios me salen bien. Soy bueno en lo que hago. Antes me costaban más y ahora los hago rápidamente.

Si, por el contrario, no se ha acertado, se vuelve al punto 1 para repasar todo el proceso con palabras de ánimo, normalizando que aprender implica equivocarse. He localizado un fallo. Voy a  volver al principio a ver qué es lo que me piden. Si lo descubro, los demás ejercicios serán más sencillos para mí. Qué bien que me he dado cuenta del error porque así puedo subsanarlo y hacer bien la tarea.

Ejemplo:

Autoinstrucción: He realizado con éxito la tarea.

Contestación: He hecho la tarea correctamente, soy bueno en Geografía. Mi profesor estará contento cuando se la enseñe y también mis padres. Soy capaz de hacer bien lo que me piden.

El objetivo final de la técnica es que frente a una tarea se den estos pasos, estas instrucciones de forma privada, en pensamiento. Para conseguir que los niños la hagan suya, lo más eficaz  es que puedan ver cómo lo pone en práctica un modelo externo hasta conseguir convertir estos pasos en una rutina mental habitual cada vez que se enfrenta a una tarea. Los pasos para ayudar a un niño a interiorizar las autoinstrucciones serían los siguientes:

 1.- El adulto hace de modelo enfrentándose a una tarea diciendo los pasos anteriores en voz alta.

2.-  En una segunda fase es el niño quien realiza el trabajo y el adulto el que ofrece en voz alta las instrucciones mientras el niño va realizando la tarea, paso a paso.

3.- El siguiente paso consiste en que sea el niño el que realice la tarea dándose las instrucciones en voz alta delante del adulto. De esta manera el adulto puede corregir si el niño se desvía de los pasos, saltándose alguno de ellos o si comienza a despistarse y a hablar de otros temas  o, también, a hablarse de manera temerosa o derrotista generando malas sensaciones y deseos de abandonar la tarea.

4-. Por último, cuando se hayan repetido en varias ocasiones la realización de tareas, tal y como se describe cada uno de los puntos, ya es el momento de que el niño intente hacerlas  guiándose primero en voz baja y, por último, solo en pensamiento.

Esta guía para pensar sirve para guiarse a la hora de realizar cualquier tarea y ayuda a organizar el pensamiento con el fin de conseguir resolverla con éxito. Resumiendo sus beneficios, las autointrucciones mejoran la capacidad de atención y concentración y evitan las distracciones que puedan venir de otras líneas de pensamiento que interfieren en la tarea. Por último, y no menos importante, ayuda al niño a poner en valor las tareas que es capaz de resolver por sí mismo, aumentando su autoestima.

Si tienes dudas o preguntas sobre este método o, si por el motivo que sea, necesitas más información sobre cómo ayudar a un niño a estudiar, ponte en contacto con nosotros.

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