COME, SIENTE, AMA: BENEFICIOS DE LA OXITOCINA EN LA SALUD MENTAL

Ya estamos de vuelta tras las vacaciones y para disminuir el posible malestar de quienes sufren el síndrome postvacacional, retomamos el curso del Blog ofreciendo una clave para combatirlo: activa tu oxitocina.

No la vemos pero sí sentimos sus efectos, como muchas de las sustancias que recorren el cuerpo. Tiene un rol protagonista en el día a día ya que, entre otras funciones, puede influir en cómo se enfrenta el organismo a situaciones de ansiedad y estrés. Y es que la oxitocina es una potente aliada del bienestar físico y psicológico siendo, capaz de ayudar a disminuir situaciones de intenso malestar.

En este artículo vamos a contar qué es la oxitocina, sus funciones y las maneras en la que se puede provocar su liberación en los momentos que se necesite con el fin de sentirse mejor.

CONOCIENDO A LA OXITOCINA

La oxitocina es una hormona y se sabe que las hormonas son sustancias capaces de cambiar el comportamiento con el fin asegurar la supervivencia y el buen funcionamiento del organismo. Por ejemplo, bien conocida es la hormona del estrés o cortisol que recorre la sangre en momentos en los que se interpreta una situación como amenazante.

Esta sustancia nos prepara para sobrevivir, activando las estrategias de lucha o huida contra el peligro, cambiando nuestra química y el comportamiento visible. En la actualidad, está detrás de la gran mayoría de problemas psicológicos debido a que, en ocasiones, se libera cuando existe una interpretación errónea o exagerada de una amenaza, activando el sistema de estrés. Sin embargo, en los momentos en que se activa cuando debe puede salvarnos la vida.

De igual manera, la oxitocina tiene un papel clave en actividades humanas también relacionadas con la supervivencia y, por lo tanto, donde está involucrado el sistema nervioso central que orquesta estas respuestas. A nivel cerebral se produce, cuando es convenientemente estimulada como luego veremos, en el hipotálamo, que forma parte del prosencéfalo, en el cerebro anterior, dentro del sistema nervioso central. En concreto en dos zonas del hipotálamo: la zona paraventricular y la zona supraóptica.

Después de producirse en esas zonas se libera en el torrente sanguíneo a través de la neurohipófisis, también ubicada en el sistema nervioso central y que es una prolongación del hipotálamo.

Pero no solo ejerce su función como hormona, sino que también la oxitocina se comporta como un neurotransmisor, un mensajero que manda señales químicas a otras zonas del cerebro. La lista de estructuras cerebrales con las que se comunica es larga:  con la amígdala o centro regulador de las emociones de miedo; con el hipocampo dedicado, entre otras funciones a la memoria; con el córtex frontal donde residen las habilidades de planificación y las de ejecución, entre otras.

En conclusión, se puede decir que la oxitocina, gracias a sus conexiones con otras zonas del sistema nervioso central está implicada en nada menos que en estos asuntos: en la conducta social, en la regulación de la emoción de miedo, en la agresión, en la percepción del dolor y en la reacciones de calma, bienestar y estrés.

Estos tres últimos nos interesan mucho porque, con su efecto calmante, la oxitocina nos ayuda a regular, como decía antes, momentos de malestar producto de la ansiedad o del estrés.

Antes de desarrollar su utilidad frente al malestar, no podemos dejar de recordar  que esta hormona tiene un rol especialmente importante en las mujeres durante el proceso del parto y el amamantamiento. Grandes cantidades de oxitocina corren por el torrente sanguíneo de las mujeres durante el nacimiento distendiendo el cuello del útero y la vagina, preparando el cuerpo para la salida del bebé. Después del parto, también regula la salida de leche en cuanto este estimula el pezón e, incluso, la hace aparecer cuando la madre escucha al bebé llorar por hambre.

Las situaciones de bienestar que la oxitocina es capaz de generar comienzan bien temprano, en cuanto nacemos. Si has visto o has vivido alguna vez una situación de parto observarás que, si no hay circunstancias que lo impidan, los médicos y enfermeras intentan que haya un contacto directo del bebé con la madre o, en caso de no ser posible, con el padre.

Este contacto íntimo piel con piel entre ambos es una de las situaciones en la que se libera oxitocina contribuyendo enormemente a la construcción del vínculo materno filial, generando una sensación cálida de agradable unión entre ambos. Y en ese momento es donde se comienza a gestar un vínculo de dependencia del bebé y una necesidad de la madre de protegerle y cuidarle. Ambos están inundados de oxitocina cuyos efectos placenteros cuando ambos se tocan se ha visto, en estudios con monos, que puede ser equiparado a los efectos de la droga más adictiva que existe: la heroína.

Este vínculo crecerá y posibilitará en el niño la generación de un sentimiento de base segura y, por lo tanto, una exploración tranquila del entorno cuando sus padres estén cerca. Detrás de un adulto que se enfrenta con confianza al mundo ha habido un niño y una madre generándose buenas dosis de oxitocina el uno al otro. De este modo, esta etapa temprana de la vida condiciona la forma de relacionarnos con los demás en la edad adulta. 

Si madre e hijo se han entendido y comunicado correctamente, la oxitocina habrá conseguido mantener durante la infancia a raya los niveles de estrés en momentos de amenaza en el niño. Y ese niño  cuando sea autónomo llevará consigo una sensación de bienestar general, producto de un apego seguro mantenido ya sin la necesidad de la presencia de los padres.

¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA LIBERARLA?

Dejada atrás la etapa infantil, cuando somos adultos, tenemos que haber aprendido a procurarnos alivio ante las situaciones que generan malestar. Es decir, ser capaces de volver a un estado de calma ante las adversidades que nos permita aceptar o solucionar realidades. En definitiva, ocuparnos de nosotros mismos y de nuestras emociones. Para conseguirlo, podemos usar los efectos benéficos de la oxitocina, entre otros recursos. Veamos cómo hacerlo.

Evocar a la persona amada

Como decía antes, la oxitocina está implicada en la gestación del primer vínculo social en la vida de una persona y sus efectos placenteros también están presentes en los siguientes vínculos que se establecen si estos están basados en el afecto, la confianza y la comunicación. Se ha comprobado que pensar en la persona amada genera esta hormona, calmando el estrés y produciendo bienestar. De la misma manera se libera si se tiene la suerte de que la persona a la que queremos está cerca y podemos escuchar su voz, verla u olerla.

Usando estímulos cutáneos

Recordando los aprendizajes infantiles, el contacto piel con piel sigue funcionando como manera de regular el sistema de estrés cuando esté se “enciende”, liberando así oxitocina.

Estudios hablan de que realizando ligeras presiones en la piel se puede encontrar una situación de calma.

Ejemplos de estas presiones son un masaje relajante o caricias o abrazos con seres queridos eso sí, piel con piel durante como mínimo, unos ocho segundos, liberan la hormona.

Investigaciones también han demostrado un fenómeno que ya se sospechaba: no solo con el contacto humano la oxitocina se produce sino también con el contacto otros animales, sobre todo con perros. Este hecho explica, en parte, porque en España hay tantos dueños de perros, en concreto 9,3 millones que conviven con los humanos. Por último, la aplicación de calor suave directamente en la piel también es un estímulo para que se produzca y libere oxitocina en el torrente sanguíneo.

Relaciones sociales y sexuales

En las relaciones sociales con personas queridas se juntan varios estímulos que la generan. Primero, el estar en su presencia hace fácil inundarse, a través de los sentidos de la experiencia auditiva, visual y olfativa de aquellos a los que queremos, como decía antes.

El segundo factor es el contacto físico directo y, por último, la conversación que se mantiene puede evocar momentos de calma y bienestar al recordar o prever momentos de futuro placer.

Más allá de la amistad, en las relaciones sexuales se ha visto que el pico de oxitocina coincide con el orgasmo y que se da en ambos sexos.

Comer

Cuando la mucosa interior de la boca es estimulada también se genera esta hormona. Esta forma de generar oxitocina hay que usarla con mucho cuidado ya que su abuso en situaciones de malestar está detrás de problemas de alimentación y patrones continuados de comportamiento en los que se usa la comida para huir del malestar. Recomiendo usar otras técnicas para recuperar el control y el equilibrio emocional, como las anteriormente citadas, o usar de manera combinada la respiración diafragmática y / o la relajación.

Una vez conseguido el autocontrol emocional, se puede comer algo si se quiere, pero una vez ya la calma se ha adueñado de nuestro organismo. De esta manera, se evita que la comida esté asociada a evitar el malestar reservando comer solo con el fin de generar momentos de placer o cubrir situaciones de necesidad alimenticia.  

Esperamos que te haya resultado útil esta información. ¿Quieres contarnos qué recursos tienes para calmar el malestar? Nos encantará leerte. Recuerda que si tienes dificultades para conseguir sentirte mejor podemos ayudarte, la primera consulta no tiene coste.

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