"Lo que me pasa es que no tengo autoestima, ese es mi problema." Sentir que uno mismo no se valora, no se quiere, es un motivo recurrente para ir al psicólogo. Se habla mucho de cómo quererse más pero, ¿qué se puede hacer a nivel práctico para aumentar la valoración que sentimos por nosotros mismos? Se puede conseguir, no hay que preocuparse, lo que hacemos todos los días es la clave para sentirnos queridos o no, para que la autoestima esté por los suelos o sea una autoestima fuerte. Vamos a ver qué hay que hacer.
Autonomía. Qué soy capaz de hacer solo/a
Sin autonomía no hay autoestima. Uno no puede valorarse positivamente si no pone a prueba que es capaz de hacer solo, qué habilidades tiene. Fijarse en lo que es capaz de hacer y ponerlo en valor en cualquier área de la vida es el primero paso. Todo vale, por pequeño que parezca.
Por ejemplo, terminar una tarea del trabajo complicada, cocinar algo elaborado, ser capaz de hacer una gestión administrativa con éxito, conseguir cuidar una planta, aprobar un examen. Lo primero es fijarse en lo que somos capaces de hacer y, luego, planificar retos alcanzables a medio y largo plazo. Seguro que salen muchas cosas buenas. A fijarse y a apuntarlo en la tabla que al final te propongo toca.
Respeto. Qué límites pongo a los demás.
A todos nos molestan comportamientos que tienen los demás. La gente es irritante, maleducada y molesta a veces. Eso hay que esperarlo como parte de la convivencia. Así que para sentirnos bien hay que ayudar a los demás a que sepan cómo queremos que nos traten, de manera respetuosa. A nuestra pareja, a nuestro jefe, al del autobús, a todo el mundo. Desde un "Cámbiame este tenedor que está sucio" en un restaurante a "Te llamo en 15 minutos, que ahora no puedo atenderte" o "Preferiría que fueras más silencioso cuando te marchas a las 6 de la mañana".
Poner límites implica poder transformar la realidad, cambiarla para que sea más cómoda para nosotros. Y esa capacidad para cambiar el entorno hace que nuestra autoestima suba porque somos nosotros los que la provocamos. Nos da poder.
Perdonarnos y aprender de los errores.
Todos la liamos a veces. Podemos defender posturas que pueden estar equivocadas, olvidarnos del cumpleaños de alguien, gritar cuando estamos enfadados, perder oportunidades laborales o personales por pequeños errores, hacer daño sin darnos cuenta y un largo etcétera. Alguien que se quiere toma nota de lo ocurrido, aprende y sigue adelante con ese aprendizaje, que seguro que le servirá para evitar el mismo error en el futuro. Alguien que no se quiere se machaca sin piedad y se castiga sin fecha de caducidad. Eso no es amor. En esta columna podemos describir la situación y colocar aquello que vamos a hacer para aprender de aquello y perdonarnos o pedir perdón, si eso es lo que toca.
Los autocuidados. Tratarnos bien
Una persona que se quiere se trata bien, de muchas formas. Cuida su alimentación, su sueño, su estado físico. Y sobre todo, se habla bien, con cariño y respeto. Cuando estamos a solas con nosotros mismos hay que cuidar especialmente cómo nos tratamos. Si hablamos a los demás con respeto, ¿por qué no a nosotros? "Pareces tonta", " La que has liado" o "Vaya mierda de trabajo has hecho" son frases que nos decimos en la intimidad. Y no son gratis, nos hacen sentirnos mal igual que se sentiría mal otra persona al escucharlas. "Lo estás haciendo bien", " Eres buena en esto", "Eres empática" o " La próxima vez te saldrá mejor" suelen ser más fieles a la realidad y tener un impacto más positivo.
Establecer buenas relaciones personales
El sentido de pertenencia es una fuente de autoestima importante. Confiar en los demás, contar aquello que nos preocupa y pasar momentos de comunicación y conexión de calidad con personas cercanas hace que seamos conscientes de que los demás también nos valoran y nos quieren.
¿Por qué, aunque no nos veamos con mucha frecuencia, nos cuentan lo que es importante para ellos y se preocupan por cómo estamos? Familia, pareja y amigos son pilares en los que apoyarnos, nos muestran que somos valorados y queridos. Una mirada de afecto, una frase cariñosa, un "¿Qué tal estás?", un abrazo, una conversación… podrían ir a la columna destinada a ello de la tabla del final.
Darnos pequeños premios por aquello que hacemos bien.
Una copa de vino, ver una serie, darse un paseo, echarse una siesta o comprar algo. Son pequeños premios diarios que podemos relacionar con nuestro buen hacer diario, con el esfuerzo de conseguir lo que queremos en el día a día. Alguien que se quiere valora sus logros y se premia por ellos. Es algo a apuntar en la última columna.
Esta tabla ayuda a tener un conocimiento de si tenemos estos comportamientos o no. Si hay columnas vacías eso podría dar una pista de qué fuentes de autoestima están fallando y, así, poder cambiarlo. Lo que sí asegura esta tabla rellena es que una persona que se comporta así se quiere, aunque haya ciertas cosas que quiera cambiar. Os animo a rellenarla durante un par de semanas, a ver qué pasa. Y si necesitáis ayuda, no dudéis en consultarnos.
¡Venga! ¡A comenzar a escribir!
❤️
Muy bien planteado y muy bien resuelto. Enhorabuena.
Gracias Maribel. Un marco teórico está bien y es necesario, pero debe ser aterrizado a la práctica del día a día y lo has hecho. Gracias por tu generosidad.
¡Qué bien me viene! La verdad es que mi autoestima experimenta unos altibajos que no son normales.
❤️