
La montaña de información que recoge un psicólogo en la anterior etapa de la terapia le sirve para realizar un diagnóstico sobre el problema. Y un diagnóstico, ¿qué es? Es un nombre o etiqueta que sirve para que entendamos de qué estamos hablando. Para asegurarnos de que todos los que nos referimos al problema hacemos alusión a unos síntomas comunes presentes en todo los que lo sufren sin tener que enumerarlos cada vez. Básicamente, hablamos de una convención, de un acuerdo. Igual que todos sabemos con precisión a qué nos referimos cuando hablamos de una silla o de un resfriado.
Todos los desórdenes mentales reconocidos hasta la fecha y, los síntomas concretos de cada uno de ellos, se encuentran en dos manuales diagnósticos. Estos manuales son los que utilizamos los psicólogos para saber si alguien sufre un desorden mental como la depresión, la ansiedad o el autismo. Conseguimos diagnosticar al paciente comparando los síntomas que sufre con la información que hay contenida en esos libros de referencia.

El primero de estos manuales, y el más usado por los psicólogos, es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales que publica la Asociación Americana de Psiquiatría (la última versión es el DSM-5-TR); el segundo es la Clasificación Internacional y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud que publica la Organización Mundial de la Salud (CIE-11 es su última edición). Ambos se coordinan para llegar a tener una clasificación unificada de los trastornos mentales, que concuerda en ambos manuales.
Además de facilitar el entendimiento entre los profesionales y con los pacientes, el diagnóstico es esencial para plasmar nuestra opinión en informes destinados a juicios, cuando se nos requiere como testigos clínicos o como peritos expertos. Además, es clave para el desarrollo de la psicología como ciencia de la salud encontrar un consenso que nos permita indagar sobre los problemas que hemos acordado que son comunes. Los avances en investigación dependen de ello. Así, diferentes grupos en lugares distanciados del planeta pueden coordinarse, crear ciencia y mejorar la vida de los pacientes con los avances que consiguen en el campo de la Psicología.

Todos los trastornos mentales que aparecen en los manuales tienen algo en común: son problemas serios que provocan una interferencia importante en la vida de la persona que lo ha desarrollado porque limitan la vida en un algún área vital. Es decir, lo que les ocurre no les permite trabajar, relacionarse adecuadamente con los demás o tener una buena salud, entre otros.
El psicólogo trabaja mucho fuera de las horas de consulta. Es en esas horas extra se dedica a organizar la información que ha recogido en la evaluación para entender en toda su complejidad lo que le ocurre al paciente y así conseguir ofrecerle una respuesta completa y convincente sobre lo que le ocurre; dicho em otras palabras, un diagnóstico, como decía antes. Si la consulta de evaluación dura entre una y cuatro sesiones, la de devolución de los resultados donde se explica el diagnóstico al paciente es más corta, transcurre entre una y dos consultas.

Como el objetivo de esta etapa es que la persona que ha venido a pedir ayuda entienda muy bien lo que le ocurre se puede prolongar hasta que los dos, paciente y terapeuta están seguros de que eso ha sucedido. A estas consultas los psicólogos las llamamos sesiones de devolución y el psicólogo debe explicar, aparte del diagnóstico o etiqueta que da nombre al problema, dos aspectos fundamentales que le han hecho llegar a ese juicio: por un lado, el origen del problema y, por otro, el motivo por el que se mantiene en el tiempo. Desde que aparece, hasta el momento en que se acude al psicólogo. Pero, ¿qué se cuenta en cada una de ellas?
- El origen. En Psicología los problemas no tiene un origen único sino que, para explicar el cómo aparece un trastorno psicológico, hay que tener en cuenta tres factores: el biológico o cuáles son las estructuradas cerebrales y las conexiones entre ellas implicadas en el problema; el psicológico o los recursos que una persona posee para enfrentarse a los desafíos de la vida y, por último, el social o cómo el entorno en el que viven las personas influye en su salud mental. Aunque estos tres enfoques, el biológico, el psicológico y el social siempre están presentes, tienen diferente peso en el origen del problema.

Su importancia relativa es un asunto que el psicólogo explica al paciente en esta consulta de devolución. Una persona que tenga un diagnóstico de trastorno del espectro autista es un ejemplo de limitación con el que se nace y, por tanto, tiene una base biológica muy fuerte. Se sabe que las conexiones sinápticas de la corteza prefrontal del cerebro de las personas autistas sufren alteraciones estructurales, afectando a la forma en que se relacionan con los demás, algo que es su principal problema.
Sin embargo, si alguien va al psicólogo para eliminar su fobia a las palomas, este miedo tiene un fuerte componente psicológico; es decir, que para llegar a tener miedo se ha producido un aprendizaje en el que, probablemente, una mala experiencia con las palomas haya provocado que esto comience. Sigue habiendo, por supuesto, cambios en el cerebro que explican el miedo, pero lo psicológico tiene aquí más peso si nos fijamos en el origen. Esto es así porque es la manera de enfrentarse a lo que se teme, es decir, los recursos psicológicos utilizados, la que ha generado el problema.

Por último, un ejemplo de desorden psicológico que en su inicio posee una carga social importante, es el producido por el estigma que sufren algunas personas al ser tratadas por su entorno de una manera que les perjudica. Esto es, por ejemplo, lo que ocurre con algunas personas que sufren retraso mental que son tratadas por sus familias de una forma sobreprotectora que les impide desarrollar toda su autonomía, lo que les puede generar problemas como ansiedad o depresión.
Independientemente del peso de cada parte en el inicio, ya sea biológica, psicológica o social, las tres se explicarán como parte del diagnóstico, dejando claro el origen del problema al paciente.
El mantenimiento. Cuando el psicólogo explica en la consulta de devolución acerca de cómo se mantiene el problema, se refiere a los mecanismos por los cuales la dificultad sigue viva tiempo después de que haya aparecido. De hecho, hay desordenes psicológicos que empiezan en un momento de la vida pero que se mantienen durante meses o incluso años.

¿Por qué ocurre esto? Porque los mecanismos por los cuáles empieza un problema y por los que se mantiene en el tiempo son diferentes, y los dos deben ser explicados.
Volviendo al ejemplo de una persona que sufre fobia a las palomas, vimos antes cómo se podría iniciar el problema: con una mala experiencia. Pero aún queda por explicar por qué puede continuar el miedo durante largo tiempo. Que no se marche se entiende a la luz de cómo manejan las personas lo que temen en su origen. Porque muchas de ellas, después de la mala experiencia inicial, hacen lo posible por no estar cerca de palomas. Esto significa que parte de su vida gira en torno a evitarlas para no sentir el malestar que les produce verlas o la posibilidad de tocarlas. Y eso ocurre cada vez que están cerca de ellas. A este proceso se le llama evitación.
Las conductas de evitación, que son entendibles en alguien que no quiere pasarlo mal, sin embargo tienen un efecto perjudicial a largo plazo. Hasta que el paciente no adquiera las habilidades para enfrentarse a su miedo lo seguirá evitando y encontrarse con palomas le limitara la vida, como el primer día que empezó su miedo.

En definitiva, la gran mayoría de las ocasiones los seres humanos desplegamos una serie de conductas con el fin de protegernos ante lo que genera sufrimiento que produce alivio momentáneo, pero que no resuelve el problema. Al revés, no permite que este se acabe, manteniéndolo a través del tiempo. Justo estos comportamientos que lo mantienen son a los que el psicólogo dedica más tiempo para explicar, ya que estas conductas son las que hay que cambiar para eliminar el sufrimiento.
La explicación sobre cómo se mantienen problemas es la parte más importante de la terapia para el paciente. El diagnóstico tiene su lugar en el proceso psicológico, como comentaba antes, pero lo esencial es que el paciente entienda qué provoca que lo que le ocurre no termine y en cada persona eso es diferente. Lo que más le interesa a un psicólogo es cómo las personas lidian con lo que les ocurre. Un diagnóstico puede ser el mismo para muchas personas, pero la manera de enfrentarse con el problema es única y en ella se encuentra la clave del cambio.

A través de la explicación del psicólogo de ambos aspectos, origen y mantenimiento del problema, el paciente se hace más capaz de entender lo que le pasa y, por lo tanto, de manejarlo cada vez con mayor autonomía. La siguiente etapa es la más interesante para el paciente porque consiste en el tratamiento de lo que le hace sufrir, de cómo encaminarse hacia la solución.
Si buscas un buen diagnóstico de tu problema, ven a vernos. Tenemos respuestas para ti.
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Muy buen trabajo, gracias.
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Me ayuda a wentender mis errores de apreciación en algunas cosas.
Reitero que hacía mucha falta esta serie.