Desde un punto de vista biológico, como hemos visto en el artículo anterior, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Estos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa. La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. Más allá de los cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales, como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos y parejas.
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Gran aportación, como todas las de Blanca. Con una fina sensibilidad para delimitar con precisión las necesidades de las personas, una capacidad tan escasa como valiosa.
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Y los dones que aporta la vejez? La dimensión espiritual es a veces poco mencionada y en muchas ocasiones surge en lo que podría llamarse, la segunda parte de nuestra vida. La "máscara" que construimos en la primera parte, ya no es necesaria. Se entienden desde el corazón mejor que antes, las paradojas de la vida que nos hacían posicionarnos para poder seguir adelante. La parte más alta de la pirámide de Maslow a través de la espontaneidad, la falta de prejuicios e incluso aspectos transpersonales que él mismo aceptaba, es más fácil de alcanzar en la autorrealización de esta etapa de la vida. Me permito recomendar el libro de Richard Rohr, Caer y levantarse, una espiritualidad para la segunda…