No es fácil tomar la decisión de acudir a un psicólogo por primera vez. Contar información íntima de tu vida a un desconocido, a priori, parece una apuesta arriesgada. Surgen muchas dudas, totalmente legítimas, a la hora de pensar en buscar ayuda profesional, que van más allá de la preocupación lógica sobre si será empático o conectaréis bien. Para disiparlas hay algunas preguntas clave que pueden ayudar a saber si estás con un profesional que en realidad puede ayudarte. Para ello, en la primera sesión, hay cuestiones que se le pueden plantear al profesional de la psicología que despejen esas dudas o, por lo menos, den suficiente información sobre cómo transcurrirá la terapia. Así podrás hacerte una idea de si lo que estás buscando ese profesional te lo puede dar.
¿Qué orientación psicológica tiene?
En psicología hay muchas orientaciones, pero no todas están validadas en estudios experimentales. Se ha demostrado que la de mejor eficacia es la cognitivo- conductual frente a las demás como, por ejemplo, de corte psicoanalítico o humanista. Si algo funciona mejor porque tiene base científica, ¿por qué elegir otras opciones? Las probabilidades de éxito se maximizan si eliges a un profesional de esta orientación.
¿Qué tiempo aproximado durará la terapia?
Después de contarle en qué consiste tu problema, el psicólogo podrá realizar una estimación, siempre aproximada, del tiempo que tendrás que invertir en terapia para solucionarlo. Este punto es importante si, por el motivo que sea, el número de sesiones a las que puedes asistir está limitada en tiempo o limitada en cantidad.
¿Cómo conseguimos lo que quiero?
¿Cómo organiza el psicólogo las sesiones? ¿En base a que se dirigen sus intervenciones? Saber si funciona por objetivos, por metas que el paciente consigue formalizar con ayuda del psicólogo, asegura una dirección en terapia, así como que sus intervenciones vayan dirigidas hacia un objetivo claro. Sin establecer objetivos al principio, se corre el peligro de que simplemente se vaya al psicólogo a “contar lo que a uno le angustia”, sin más objetivo que el de hablar, por parte del paciente, y escuchar por la del psicólogo, lo que evita avanzar hacia una solución. Una terapia psicológica debe generar cambios en los problemas que las personas traen, no limitarse a escucharlos.
¿Tiene que ir mi hijo al psicólogo?
Si el trabajo en terapia tiene que ver con un menor ¿El psicólogo necesita ver al niño? O, por el contrario, ¿el trabajo en terapia será exclusivamente con los padres y, a través de ellos, se pretende trabajar el problema que presenta el niño?
Ambas formas de trabajar son perfectamente válidas, pero también es cierto que algunos padres y madres no quieren que su hijo, sobre todo si es muy pequeño, acuda a un psicólogo. Es posible, en general, tratar los problemas infantiles, a través de pautas dirigidas a los padres, pero es útil saber cómo trabaja el psicólogo en este sentido para contrastarlo con tus expectativas.
¿Y qué ocurre si el problema también se da en el colegio?
Muchas veces se necesita contactar con otros profesionales durante el tratamiento psicológico. Por ejemplo, es muy común, que en los casos en que el paciente sea un menor, haya que contactar en el colegio para recabar información sobre el problema en el contexto escolar. ¿Eso es algo que él hace? Si no es así, habrá información importante a la que no accederá.
¿Cuánto cuesta?
Tendrás que hacer tus cálculos económicos. Cuando uno comienza a ir con cierta frecuencia a un psicólogo, hay que pensar que se tendrán unos gastos extra durante un tiempo. Aprovecha y pregúntale también cuánto cuestan sus informes, por si los necesitas en un futuro.
¿Mis datos están seguros?
Los datos que facilitas a un psicólogo son los más personales e íntimos que una persona puede dar y, por lo tanto, requieren el mayor nivel de protección. Para ello, se designa a un representante, normalmente el propio psicólogo, al cuidado de esos datos con el fin de que ponga las medidas oportunas para su protección. Está obligado a darte un documento a firmar por ti con el fin de que le des permiso para recoger tus datos con objetivos terapéuticos.
¿Cuánto duran las sesiones?
Las sesiones, normalmente, tienen una duración de 50 minutos aproximadamente. Esa duración limitada tiene su razón de ser. Por parte del paciente porque esos 50 minutos suelen ser emocionalmente intensos y después de ese tiempo suele comenzar un período de agotamiento donde pensar o entender lo que el psicólogo le dice es más difícil. Por parte del psicólogo porque este también tiene que hacer un esfuerzo de atención y concentración fuertes, capacidades que van menguando a medida que transcurre el tiempo.
¿Es normal experimentar vergüenza al principio?
Todas las emociones que surjan en la primera y siguientes sesiones son totalmente normales. Como es lógico, una persona que va por primera vez al psicólogo puede sentir vergüenza al explicar asuntos íntimos que nunca le ha contado a nadie. Pero hay que tener presente que el profesional de la psicología se dedica a conocer ese tipo de intimidades y que las recogerá y tratará con sumo respeto.
¿Cuál es el funcionamiento de la terapia una vez comenzada?
Junto a la protección de datos hay otro documento esencial que deben facilitarte cuando se comienza una terapia psicológica y se llama “consentimiento informado”. Todos los tratamientos sanitarios requieren de ese consentimiento en el que se enmarcan sus reglas o características. Como, por ejemplo, qué ocurre si un día te olvidas de la cita o llegas media hora tarde. Y como su propio nombre indica en él das tu consentimiento para ser tratado, por el profesional que elijas. Es documento te proporcionará mucha información sobre cómo transcurrirá la terapia.
Con toda esta información podrás tomar una mejor decisión sobre si lo que el profesional te ofrece es lo que tú necesitas. Recuerda que tienes derecho a preguntar sobre cualquier duda que puedas tener respecto a la terapia y su funcionamiento.
Artículo muy útil