Se nos olvida con frecuencia, pero las emociones que todos conocemos como la tristeza, la alegría o la sorpresa son de naturaleza física. Es el cuerpo el que reacciona ante lo que ocurre, provocando sensaciones. Cuando las sentimos es inevitable ponerles una etiqueta, un nombre, dependiendo de cómo reaccione el cuerpo a aquello que las ha provocado.
De pequeños, muy pronto nos enseñan cómo hay que llamarlas para distinguir unas de otras. Nos han dicho que si lloramos es porque estamos tristes, si sonreímos nos ocurre lo contrario, es la alegría lo que experimentamos; si abrimos mucho los ojos es sorpresa lo que sentimos. Que nuestro cuerpo reaccione con tanta expresividad, es esperable en los humanos, ya que vivimos en sociedad.
Con solo mirarnos la cara los demás pueden conocer qué nos pasa y reaccionar en consecuencia. Pero tan o más importante que la información que los demás ven es lo que experimentamos en nuestro cuerpo, que nos envía un mensaje a través de lo que sentimos: ese mensaje informa de que algo ha roto el estado de equilibrio anterior.
Me da la impresión de que con la edad se difuminan los límites entre la tristeza y la depresión
Esclarecedor
❤️
En mi caso. el artículo es especialmente oportuno, gracias.
🌈