Vivir con ansiedad o temor ante situaciones futuras que no deberían dárnoslo se evidencia en lo que pensamos, sentimos y hacemos. Tenemos pensamientos inquietantes, sensaciones de temor y comportamientos para intentar calmarnos. Y eso se convierte en un problema cuando ya es lo habitual. Vivimos en ese futuro que da miedo un día tras otro; es decir, se ha convertido en un hábito. El cuerpo vive en un estado de alarma y estrés constante. Quemando energía para defendernos de esos miedos futuros, inhabilitando otros sistemas para acumular recursos para vivir en un estado de alerta continuo.
Afortunadamente, el psicólogo es un experto en cambiar hábitos de cualquier tipo, en reeducar. Igual que tenemos hábitos en el día a día para comer o dormir, como poner la mesa o leer antes de acostarnos, tenemos rutinas de pensamiento que se pueden cambiar.
Pues o nuestras percepciones de cómo está viviendo la gente la situación compleja que tenemos están equivocas o el estudio de Aegón no las recoge debidamente. Porque la mayoría coincidimos en que aumenta la ansiedad y la depresión
Yo también creo que el estrés y la ansiedad se han incrementado notablemente.
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A mí me da la sensación de que la ansiedad y el estrés están incrementándose en mayor proporción de lo que dice la encuesta de la siguiente entrada del blog, la de Aegon